Azafata adopta a perrito callejero que no se da por vencido y la espera incansable en la puerta de su hotel

Mantener la chispa y la pasión en una relación a larga distancia no es fácil.

Pero a este perro callejero, que se enamoró completamente de una mujer que vivía en la otra punta del mundo, su persistencia le iba a dar buen resultado.

En 2016 la azafata Olivia Sievers viajaba frecuentemente entre Alemania y Argentina. Y fue así como conoció a Rubio, un perro muy especial.

Lo que ella no se podía imaginar, en un principio, era que esa inesperada amistad acabaría en amor para toda la vida.

LEER MÁS: El perro no ha visto a su dueña en dos largos años – se emociona tanto con el reencuentro que colapsa

LEER MÁS: Gata callejera se acurruca para decirle gracias a enfermero que ha trabajado largo turno de noche

A principios de 2016 la azafata Olivia Sievers estaba en una de sus muchas visitas a Buenos Aires. Su trabajo hacía que viajara de un lado al otro del Atlántico frecuentemente, y en Buenos Aires siempre se alojaba en el mismo hotel.

Fue así como conoció a un perro callejero que solía merodear por el barrio. Olivia muchas veces le daba comida y jugaba con él, pero tras ese rato juntos el perro nunca se quería ir.

”Al principio traté de ignorarlo, ya que siempre me quería acompañar al hotel”, le cuenta Noticiero Trece, y añade:

”Pero era imposible. Él siempre regresaba y me seguía. Trataba durante una hora, pero él no se quería ir. Él estaba muy contento de que alguien jugara con él.”

El perro, al que Olivia empezó a llamar Rubio, se negaba a dejarla ir. Fue amor a primera vista. Él seguía sentándose en la entrada del hotel para esperar a Olivia.

A Olivia le daba mucha pena dejarlo. Por la noche ella solía salir y ponerle una mantita, de las que tienen en los aviones, para que Rubio no pasara mucho frío durante la noche.

Después de su primer encuentro Olivia tenía que regresar a Alemania. Rubio volvió a vagabundear por las calles, pero nunca se olvidó de su nueva amiga.

La siguiente vez que Olivia voló a Argentina, y se alojó en el mismo hotel, Rubio estaba en la puerta esperándola y moviendo la cola para darle la bienvenida.

Y esto siguó ocurriendo cada vez que Olvia volvía a Buenos Aires. Rubio, con mucha paciencia, la estaba esperando en la puerta del hotel.

Prácticamente era como si Rubio supiera el horario de la azafata.

Como se pueden imaginar, Olivia y Rubio fueron desarrollando una amistad muy especial. Y cada vez que Olivia se tenía que ir, le partía el corazón dejar a su amigo. Ella no podía dejar de pensar en él cuando estaba en Alemania.

Un día Olivia contactó con un refugio de animales que ayudó a Rubio a encontrar un hogar.

Pero Rubio se escapó. Ya podrán adivinar dónde lo encontraron unos días después… 

Eso hizo que Olivia se decidiera, lo tenía claro, quería adoptar a Rubio y llevárselo a Alemania.

Después de realizar todo el papeleo, voló con Rubio a Alemania a principios de agosto de ese año.

Rubio llegó entonces a su nuevo hogar con su querida nueva mamá, Olivia. Y desde entonces vive feliz en su nuevo hogar con Olivia y con su hermano, Enzo. La familia está completa.

Eso sí, Rubio no olvida sus orígenes y apoya siempre a la selección de su país, Argentina.

La historia de Olivia generó tanto interés, que la azafata creó una página de Facebook para mantenernos actualizados sobre lo último de Rubio.

Qué gran corazón tiene Olivia. Hacen falta más personas como ella.

Comparto esta bonita historia porque creo que es importante mostrar y recordar que hay muchas buenas personas dispuestos a dar amor. ¡Le invito a compartir también!