La amistad entre un perro y su dueño puede ser muy fuerte. Eso lo saben todos los que han tenido perro.
El cáncer afectó con fuerza a Telma Maria, y luchó durante mucho tiempo. Belinha estuvo a su lado todo el tiempo.
«Mamá solía decir que la perrita era su enfermera», cuenta su hijo Dionísio Neto.
Después de un tiempo enferma, Telma María falleció, rodeada de su familia y su perra.
Antes del entierro se reunieron todos para velarla juntos, y Belinha se sentó tranquila con ellos. Ella lo entendía.
Pero durante el velatorio la perrita dejó a todos de piedra. Se acercó al ataúd de su dueña y cuidó bien de su dueña. Después se quedó allí durante toda la ceremonia.
Solo quería estar al lado de su dueña hasta el final.
Tras el entierro Belinha estaba preocupada y triste. Era como si quisiera saber dónde estaba su dueña.
Así que la familia decidió llevarla a la tumba.
Tan pronto como llegó al cementerio, Belinha se soltó de su correa y corrió hacia la tumba de Telma Maria, aunque nunca antes había estado allí.
Una vez más demostró el lazo tan fuerte que tenía con su dueña.
«Incluso desde su tumba, mi madre nos demuestra que el amor no es solo cosa de personas», cuenta Dionisio Neto al periódico Estadão.
Belinha va a vivir ahora con Dionísio, el hijo de Telma. Pero está claro que nunca va a olvidar a su dueña.
Me ha conmovido tanto esta historia, el amor entre personas y animales puede ser extremadamente fuerte.
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