El martes por la mañana Jonna Allerdahl estaba fuera dando su rutinario paseo matutino en Ytterby con su perro labrador Basse. Se paró un momento para atarse la cuerda de sus zapatos cuando vio que Basse se iba directo hacía un tablón.
Basse había olfateado un par de albóndigas que se hallaban escondidas detrás del tablón.
–»Me giré para ver lo que hacía y pude ver las albóndigas que se encontraban a unos milímetros frente a él. Traté de quitarle una albóndiga y me pinché», cuenta Jonna al periódico sueco Aftonbladet.
El objeto punzante era unas agujas muy afiladas que alguien había colocado allí. Si Basse las hubiera digerido podría haber muerto.
-«Si no me hubiera dado cuenta, Basse se hubiera tragado al menos seis agujas que seguramente le hubieran cortado por dentro. Y se hubiera desangrado por dentro», sigue explicando a Aftonbladet.
Jonna todavía está asustada por el incidente y tiene pesadillas. Basse podría haber muerto durante este paseo.
– De haberlas comido estaría seguramente muerto en estos momentos. Y sigo todavía constantemente asustada. Puedo levantarme por las noches y preguntarme «¿dónde está, qué es lo que hace, respira?» . Y duermo mejor cuando le oigo roncar, porque se que respira y vive, añade Jonna.
¡Esto me pone triste! ¿Cómo pueden hacer algo así a perros inocentes? Por suerte todo terminó bien para Basse pero si su dueña Jonna no hubiera estado allí a tiempo, la situación podría haber sido mucho peor. ¡COMPARTE para avisar a otros dueños de lo importante que es vigilar que sus perros no coman nada de la calle!