Aunque John y Cindy Billesberger buscaron por todas partes, no pudieron encontrar a uno de sus queridos amigos de cuatro patas, llamado Bruno. Al final, perdieron la esperanza, no volverían a ver a Bruno.
Cuando Bruno llevaba 27 días perdido, los otros dos perros de la familia comenzaron a portarse de forma extraña. Ladraban y ladraban y John comprendió que algo pasaba.
John siguió entonces a sus perros hasta un lugar a, más o menos, un kilómetro de su casa. Allí, en mitad del bosque había un viejo pozo.
El pozo tenía unos tres metros de profundidad y un metro de ancho. Y en el fondo yacía Bruno, escribe Huffington Post.
Estaba gravemente herido
Bruno estaba herido y muy débil.
Tenía moretones y varias heridas estaban infectadas. Sus patas estaban destrozadas por los daños sufridos al intentar salir de allí.
Con ayuda de su hijo, John consiguió sacar a Bruno del pozo, y lo llevaron directamente al veterinario, donde le hicieron un reconocimiento completo y le pusieron un gotero.
Estaba muy desnutrido y deshidratado. Pero Bruno tuvo suerte. En el charco había unos pequeños charcos de agua de donde pudo beber y mantenerse con vida. Si no hubiese sido por eso, habría muerto.
Gracias a la asistencia veterinaria, Bruno puedo recuperarse rápidamente.
Qué suerte que los otros dos perros encontrasen a Bruno y pudieron avisar al dueño. Si no hubiese sido así, ese pozo hubiese sido la tumba de Bruno. Pero me imagino el sufrimiento del pobre perro, casi un mes atrapado en el pozo.
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