Los perros son listos y cariñosos. Y si uno les da amor te lo devuelven multiplicado por mil.
El perro Clark es un claro ejemplo de ello.
Clark solo quiere que sus dueños estén bien, y hace cualquier cosa para que así sea… a su manera perruna.
Clark va a todas partes con su juguete verde, y quiere jugar con su dueña, Rebecka, todo el tiempo,
Pero hay una cosa que no le gusta: bañarse. A Clark le da miedo el agua y la bañera no es precisamente su lugar preferido.
Por alguna razón, que Clark no puede entender, sus dueños se duchan voluntariamente todos los días, y él sufre y se preocupa por ellos todos los días cuando entran en la ducha.
Clark sabe lo horrible que es bañarse y da por hecho que sus dueños piensan igual. Así que hace todo lo que está en sus manos, o en sus patas en este caso, para consolarlos.
Cada vez que Rebecka o su marido se meten en la ducha, Clark va detrás. Asoma la cabeza por detrás de la cortina para asegurarse de que todo va bien ahí dentro. Y para apoyarlos en ese trance, les lleva lo más preciado que tiene, su juguete favorito.
Al principio Rebecka pensó que solo quería jugar. Pero se dio cuenta de que Clark no quería el juguete cuando ella se lo volvía a lanzar. Solo quiere que lo tengan mientras se duchan para que tengan un poco de consuelo en el duro momento del baño.
Clark no les da nunca su juguete, solo cuando están el la bañera.
Este es uno de los gestos más bondadosos que he visto en un perro, precioso.
¿Conoces algún perro que haga algo parecido?
A mí esta historia me ha puesto una sonrisa en los labios, por eso he querido compartirla. ¡Te invito a hacerlo también para alegrar el día a más personas!
