Nunca se me olvidara la sensación que sentí en mi cuerpo el día en que mi madre y yo fuimos a buscar a nuestro primer perro.
Era una bola negra y peluda con unos adorables ojos y una nariz negra y húmeda. Despacio la perrita se atrevió a acercarse y olerme mientras estaba sentada en el suelo. Fue amor a primera vista.
Lulú es un tierno y querido golden retriver que adora a sus dueños. Le encanta fanfarronear en la cama y jugar con sus juguetes, además de comer y dormir.
Pero cuando Lulú envejeció, los dueños quisieron comprar un perro más. Y pensaron que un cachorro podría ser un buen aliciente para que Lulú tuviera más energía.
Tras varios conversaciones encontraron finalmente al nuevo amigo de Lulú.
La cola de Lulú no dejaba de moverse cuando su dueña abrió la puerta con una bolsa de papel marrón.
En un principio Lulú se quedó algo confundida al percibir el olor de otro perro. Pero de inmediato su cuerpo se lleno de una absoluta y desgarradora alegría.
Estaba tan alegre que no había palabras para describir esa felicidad. Suerte que el dueño tenía su cámara preparada.
Estaba tan emocionada que no sabía como reaccionar. Empezó a moverse en círculos y su dueña le pidió incluso que se tranquilizara para no asustar al pobre cachorro.
Felicidad canina
Lulú es muy obediente así que se sentó en el suelo y esperó a ver a su nuevo amigo, Benson.
¡La cola de Lulú no dejaba de moverse, demostrando esa felicidad canina!
Benson sn embargo no parecía del todo feliz, no entendía muy bien lo que sucedía al ver a esta gigantesca perra ante sus ojos.
Pero Lulú era muy buena y precavida a pesar de su estado de felicidad. Tras un pequeño momento de bienvenidas y reconocimientos, ¡Benson se dio cuenta de que había encontrado a su futura mejor amiga!
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